Me preguntaron para Diario EL PAÍS sobre las reacciones que los hijos generan en los padres, ¿se trata de favoritismo?
“Creo que estos estudios vienen a sistematizar algo que los psicólogos observamos de forma recurrente en la práctica clínica, y es que cada hijo despierta en los padres algo diferente, fundamentalmente por las características específicas de cada niño”
Suelen ser aquellos que resultan más fáciles de criar desde la perspectiva adulta —niños y niñas con temperamentos tranquilos, dóciles o que muestran rasgos como la responsabilidad y la amabilidad—, ya que, de alguna forma, ese buen comportamiento “les devuelve a los progenitores la idea de que son buenos padres”.
Es importante reseñar la brecha que se abre entre el ideal de hijo que se tiene y la realidad, así como de la diferencia entre el niño o niña y los recuerdos que los adultos tienen de cómo fueron ellos en su infancia. “A progenitores que fueron muy cumplidores les cuesta entender que uno de sus retoños sea totalmente diferente. El duelo por el hijo ideal puede dificultar a veces la conexión con alguno de los descendientes”
Puede que en la infancia uno de los descendientes tenga un temperamento más fácil y que, sin embargo, se vuelva muy distante en la adolescencia; mientras que el otro, cuya primera crianza fue más difícil, con el tiempo se vuelva más cariñoso y accesible. El acercamiento a los hijos también va cambiando en la crianza.
Hay madres y padres que sienten que «no conectan» con sus hijos cuando son pequeños y van pudiendo ser mejores padres para el hijo que crece.
Tema muy interesante y para profundizar.
Gracias Adrián Cordellat con contar conmigo.