Una de las muchas preguntas que puede hacerse una pareja que piensa en la separación es si llevarla a cabo será perjudicial para sus hijos/as. Es más, hemos escuchado infinidad de veces, “sigo con tu padre/madre por ti” (refiriéndose al niño/a), como una forma de intentar comprender por qué se sigue con la pareja cuando la relación no es satisfactoria. Sin embargo, y sin esa intencionalidad claro está, se les otorga a los menores una responsabilidad de algo que tiene que ver con la elección que como adulto se realiza y no con el hijo/a.
La decisión de separarse es una decisión complicada. Sí, efectivamente, no es plato de buen gusto. Me gustaría que os plantearais una pregunta ¿qué es mejor para el niño, vivir en un ambiente hostil, de frialdad, discusión o enfrentarse a la separación de sus padres? La realidad es que muchas veces lo que hace más complicada la separación tiene que ver con la manera en que se hace y no tanto con la separación en sí misma.
Dicho esto, y suponiendo que la decisión está tomada, es muy importante que los padres no trasladen sus conflictos a sus hijos. La realidad de la separación y aunque la relación no fuera buena a veces para los dos, hace que sea uno de los miembros de la pareja la que tome la decisión de separarse. Esto convierte muchas veces a los dos en la díada “víctima-culpable”. Es posible que sea efectivamente así, que alguno de los dos tenga más responsabilidad en la ruptura, sin embargo, el hecho de adoptar estos dos papeles hace que las personas se coloquen en posiciones muy diferentes. Es decir, que los conflictos de pareja son conflictos entre “la pareja” y entre adultos. Cuando uno/a toma la decisión de separarse la toma con respecto a la pareja y no con respecto a los hijos/as. Por lo tanto, es muy importante evitar introducir en los conflictos de pareja a los menores. No es necesario que sepan los motivos de la ruptura, es algo entre los padres. Por lo tanto, es muy importante que se traslade a los niño/as la decisión de separarse como una decisión conjunta, sin informarle de los conflictos de fondo de la pareja. Haceros una pregunta ¿para qué necesita vuestro/a hijo/a saber los motivos de la separación? ¿Se trata de proporcionarle algún beneficio o soy yo quien necesito decirle lo que ha pasado? Efectivamente muchas veces el dolor producido por la separación, la rabia, la tristeza, hace que sin ser conscientes se intente que el menor sepa todo.
Por descontado queda el derecho y la necesidad del menor para ser informado cuando la decisión de la separación esté tomada (adaptando la forma a su edad) y dejando claro en todo momento que él/ella no es responsable de esa decisión. Al mismo tiempo, y según la forma que resulte más cómoda a los padres, es importante hacer saber que es una decisión que no se va a modificar. Durante mucho tiempo y según su edad, los niños pueden albergar ciertas “fantasías de reconciliación” cuando ven a sus padres juntos, o ven momentos distendidos. Forma parte del tipo de pensamiento de determinadas etapas evolutivas en los niños.
A partir de entonces, el menor ha de saber con claridad con quién va a vivir y que sus padres (los dos) van a estar ahí como sus padres. Es decir, lo que se rompe es la pareja, no la relación con ellos.
La tarea que se plantea el adulto es ¿cómo hacer a partir de ahora? Seguimos siendo padres, no pareja, pero ¿qué significa ser padres? La respuesta a esta pregunta tiene que ver con lo personal, con una vivencia individual de lo que simboliza la maternidad o paternidad y se va construyendo desde la familia originaria de cada uno. Sin embargo, podríamos afirmar que ser padres es una labor conjunta con vuestra ex pareja hasta que la madurez de los hijos/as os separe. No os olvidéis que igual que vosotros el niño/a sufre y necesita de los dos para ir superando la separación.
La adaptación del niño dependerá de la manera en que consigáis un entorno estable para ellos y respeto y buena comunicación entre vosotros.